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Conoce a Liddy Kiaty Figueroa, una dominicana que es el final

Conoce a Liddy Kiaty Figueroa, una dominicana que es el final

Liddy Kiaty Figueroa resultó ganadora del 1er premio en el concurso “Nomina a esa persona que en tu comunidad es El Final” convocado por Altice. Planea utilizar el premio metálico de 500,000 como capital semilla de su proyecto de telesalud “KFL Salud”, para reducir las brechas entre pacientes y servicios, principalmente pacientes con problemas de adicción.

Liddy es médico, autora y emprendedora dominicana. Es egresada de la Universidad Central del Este, del Global Health Delivery Program de la Escuela de Salud Pública de Harvard y del programa de estudios de posgrado de Soluciones Globales Tecnológicas de Singularity University en la base federal de la NASA. 

Nació en La Romana en 1989. A pesar de que a su corta edad su vida ha estado llena de vaivenes, una ha sido la constante: su interés por el trabajo social. 

Desde pequeña, sus padres la motivaron a ser solidaria, a dar de lo poco que tenían. Siendo apenas una niña de 5 años de edad, se hizo conocida en su comunidad porque hacía recolectas y entrega de juguetes a niños en situación de vulnerabilidad. 

Hizo sus estudios primarios y secundarios en su natal La Romana. Cuando llegó el momento de decidir su carrera, no fue complicado para ella elegir, “siempre me motivó pensar e intervenir en los momentos críticos del individuo, uno de los escenarios críticos es la salud”. Con su aspiración de encontrar la forma de que la salud esté más democratizada y agregar valor a este sector, se inscribió para estudiar medicina en la Universidad Central del Este, de la que egresó en el 2011 con la idea de dedicarse a la Salud Pública.

Mientras hacía su internado, aprendió de procesos de investigación, conocimientos que en lo adelante le ayudaron para desarrollar investigaciones, hacer intervenciones comunitarias e implementar programas de salud pública en diversas comunidades a través de su propia fundación, llamada Fundación Paréntesis. 

Nunca dejó de lado su labor social a pesar de los comentarios de quienes le decían que estaba “perdiendo el tiempo” después de haberse graduado. Fue este trabajo desinteresado que la llevó, más adelante, a lugares inesperados. Trabajando en un hospital misionero llamado El Buen Samaritano en La Romana, conoce al director del Centro de Enfermedades Vectoriales de la Universidad de Texas (UTMB), quien, al ver su trabajo comunitario, le ofreció implementar en República Dominicana un programa de Salud Pública que corría en Perú y Uganda. Este programa le abrió múltiples experiencias que le ayudaron a conseguir una beca en Harvard. “Fue un sueño hecho realidad, yo no me imaginé que Harvard me iba a aceptar”. Fue aceptada, entre otras cosas, por su trabajo comunitario, ese que muchos le instaban a abandonar. 

Mientras se encontraba coordinando los proyectos de investigación de UTMB, en el que recibía a médicos y estudiantes de diversas edades, implementó un programa de telesalud en el 2012. La meta era poder reducir la brecha de distancia para pacientes que tenían enfermedades crónicas y no tenían los recursos para poder desplazarse. Este proyecto, del cual implementó un piloto en el Batey 82A, terminó siendo el proyecto final de su programa en Harvard. Las puertas apenas empezaban a abrirse. 

Estando en Estados Unidos, se dedicó a trabajar para la comunidad hispana y fue reconocida por el gobernador de Arkansas como Embajadora de Buena Voluntad del Estado. Más adelante, se postula al programa de estudios de posgrado de Soluciones Globales Tecnológicas de Singularity University en la base federal de la NASA y resulta seleccionada, siendo una de las únicas 7 personas de origen dominicano que pasan por este programa. 

Al terminar su programa en la NASA, en el 2015, retorna a la República Dominicana para seguirse desarrollando en temas sociales e investigación. El gobierno de Chile se interesó en el proyecto que ella desarrolló junto a un equipo en Singularity, lo que la hace viajar un tiempo al país suramericano, hasta que se ve obligada a regresar al país debido a que su madre tuvo un problema de salud. 

Al llegar la pandemia, se dedicó a mediar entre organizaciones internacionales y locales para soportar a 940 familias vulnerables con alimentación. Visitando algunos de estos hogares vulnerables, se percató de que al menos 70% de esta población se encontraba sufriendo problemas de violencia por conductas adictivas vinculadas al alcohol. También descubrió que muchas de estas personas que sufrían de adicciones, tenían miedo de ser estigmatizadas y por eso no asistían a consultas médicas. Es en este momento cuando conecta sus conocimientos con una nueva idea: utilizar la telemedicina para apoyar a personas que padecen de problemas de conductas adictivas y reducir así las brechas entre estos pacientes y los servicios médicos. También publica un libro llamado “Alcohol: Guía sobre consumo y reducción de riesgos”, del que crea una guía digital en redes sociales (@LaGuíaDelAlcohol).

Con los fondos del premio de Altice, aspira a desarrollar apropiadamente su proyecto. “Todavía falta mucho la siembra del capital semilla a los emprendedores en nuestro país”. “Yo me considero una persona creativa y que agrega valor, pero nadie te va a sostener así por esto. Uno tiene que sustentarse y ese capital semilla real uno no lo ve. Es una de las cosas que me gustó de este premio, que es una oportunidad. Te abre la puerta para seguir creciendo”. 

¿Qué le dice a todas las personas que decidan emprender? “Hay que tocar las puertas, cada puerta que tocas o se abre o se cierra pero siempre vale la pena intentarlo. También tener mucha fe… Poner los planes en manos de Dios pero poner planes, no deseos, no sueños. Trabajar. Al final del día un plan amerita trabajo, amerita disciplina, amerita respeto, la gente no apoya el deseo, la gente apoya el hecho. Cuando tú estás haciendo, las cosas llegan. Una vez estés preparado, empezar a tocar puertas. Países como el nuestro son países que nos dan mucha oportunidad, a pesar de las limitaciones, son limitaciones que te obligan a buscarle la vuelta y se sale a camino”.  “Al final del día logras cosechar todo este trabajo, todo ese esfuerzo”. Definitivamente, por su trabajo desinteresado y persistencia, Liddy Kiaty Figueroa es el final.

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