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De Telexfree, los Rosario, Mantequilla y Bernie Madoff

De Telexfree, los Rosario, Mantequilla y Bernie Madoff

“El primer principio es no engañarte a ti mismo… y tú eres la persona más fácil de engañar”. R.F.

Cada cierto tiempo escuchamos de un nuevo tipo de estafa. Personas que han entregado su confianza, bolsillo y razonamiento ante una ilusión económica. Los que llevamos registro de estos movimientos nos vamos cansando, en ocasiones hasta el enfado. ¿Cuándo aprenderán? ¿Por qué no han escuchado?

Este cansancio se lo leía hace unos meses al Superintendente de Bancos, Alejandro Fernandez W, cuando decía en el inicio de una serie de tuits “Hay muy poco que nosotros, o cualquier otra superintendencia, pueda hacer para evitar que usted meta su dinero donde quiera o haga con él lo que quiera”. Tiene años advirtiendo sobre estafas similares que pocos parecen escuchar y otros tantos se ríen de los incautos.

Ha salido en este mes el documental de la mayor estafa piramidal (Ponzi) realizada en EEUU, cuya figura principal era Bernie Madoff. Todos los elementos de alerta estaban presentes y debería ser material pedagógico en nuestras escuelas.

–        Un fondo de inversiones que solo genera buenas ganancias por décadas.

–        Madoff con una actitud de desprecio a cualquier inversionista con dudas.

–        Oscuridad en el proceso de inversiones.

–        Confianza ciega. Actitud de rebaño.

–        Demasiado bueno para ser cierto.

Había fe. Había optimismo. Cuando veo el caso de la familia Rosario, veo algo de esto sumado a componentes religiosos. Realizaban reuniones parecidas a misas, “diezmaban”, cantaban a sus líderes, estaba la promesa del “depósito” inminente… Una locura colectiva. “Trillones de euros” que no dejaban ver el valor real de la mina, de que los terrenos de la Rosario Dominicana se llamaban así no por su familia, sino por la empresa que en los 1970 vino de Honduras/EEUU a explotar esos recursos, Rosario Mining Company.

En fin, me cuestioné sobre si la educación religiosa influye en estos procesos. Por aquello de creer sin ver. Por lo de un mesías salvador. Y si ¿sería un traslado de esos conceptos al dinero lo que seducía? ¿O simplemente se trataba de ambición desmedida?

Suelo compartir con personas que están en este tipo de estafas. Desconocen en que se está invirtiendo su dinero, no preguntan detalles, tienen un pagaré que dentro de poco tiempo valdrá nada, solo se fijan en que los intereses “están llegando” … Uno me dijo que quería pedir prestado para seguir invirtiendo. No es un Mantequilla. Son decenas como él. Ese solo le cogió el gusto a la fama y a la infamia, hasta exagerar los porcentajes.  Los oportunistas se han multiplicado, así como la indiferencia.

Uno de los momentos más difíciles del documental es una vez cae Madoff, es designado al abogado Irving Picard para recuperar la mayor cantidad de dinero de quienes se aprovecharon. Recuperaron billones. No obstante, en el camino muchos que se beneficiaron sin saber que era una estafa fueron perseguidos. Gente con pocos recursos que ya habían perdido todo. Presentan de ejemplo una familia que perdieron su casa y solo confesando su pobreza años después fueron liberados de los procesos. La esposa lo vio injusto. Pero aún en derrotado económicamente el esposo dice que entiende pues “era la única forma de pagarle a las otras víctimas. Tomar dinero de quienes ganaron algo”.

Ese razonamiento nos devuelve al deber social y colectivo. Nos aleja de nuestra individualidad. El cual debe estar presente a la hora de introducir gente ante una posible estafa. No debería primar el pico a’lante y luego los dejo en el lío. La deshonestidad debe tener consecuencias. 

Quisiera creer que la formación y la duda podrían enfrentar este fenómeno. Después de lo Madoff temo por países como el nuestro. Porque una de las razones es la educación, pero otra lo es el llamado emocional a no dejar pasar la oferta, el miedo a quedarse fuera (o FOMO por sus siglas en ingles). En este sentido, algo que relata bien el documental, fue la estrategia de Madoff de promocionarse como exclusivo. Algunos pensaban que ya no aceptaban nuevos clientes, en Europa eran varios que pensaban que solo negociaban con ellos. Jugar con la sensación de oportunidad que está a punto de perderse.

En días reciente escuché un podcast titulado “Man of the People” de Reply All. Trataba de la vida de John R. Brinkley. Un doctor que a inicios de siglo pasado prometía curar la impotencia con un tratamiento médico controversial. Trasplantando testículos de cabras a los hombres. En el camino el método también prometía rejuvenecer el cuerpo, curar la fatiga, la calvicie etc.

El Dr. Brinkley se volvió muy rico y popular en EEUU no solo por estas promesas, sino por la difusión de su práctica a través de la radio. Brinkley acudía a las galas de cine y lo entrevistaban con más atención que a los actores principales. Los políticos tradicionales tuvieron que cerrarle el paso en las elecciones a gobernador de Kansas por métodos no transparentes, porque iba a ganar.

Aunque murieron muchos por sus procedimientos y cayó en desgracia una vez fue revocada su licencia, parecía por un tiempo indetenible. Casi todos se rindieron a Brinkley por su personalidad y capacidad de persuasión, a pesar de su disparatado método. Pope Brocke, su biógrafo, responde a algunas preguntas de Reply All de manera formidable:

–        ¿Por qué somos vulnerables a esto? ¿Por qué Estados Unidos como país… ¿Qué tiene un mentiroso como él que tenemos problemas para lidiar con eso?

–        ¿No quieres ser rescatado? Sé que yo sí. Cuando alguien se levanta y dice “tráeme tu angustia, tráeme tus problemas. Yo los arreglaré” … Eso pone a Brinkley en una línea de demagogos que se remonta al principio de los tiempos y continúa hasta hoy.

–        Pero lo que no entiendo es por qué no somos mejores en detener esto. Hay casi un libro de movimientos: Dicen grandes mentiras; nunca admiten la derrota y tratan de no tener muchas declaraciones que sean verificables. ¿Por qué no mejoramos?

–        No hay un "nosotros" para aprender. No es como si las personas que estafó Brinkley estuvieran vivas hoy. Y dicen “Ok, recuerdo que en los años 1930 fui engañado”. No votaré por Trump porque aprendí. Es un grupo completamente nuevo. Las personas son estafadas y luego mueren. Entra entonces gente nueva con esas necesidades, esos miedos. Y todo empieza de nuevo. Y una vez que se aprende es demasiado tarde.

Es así, como entiendo que debemos resistir nuestra pulsión a ser seducidos, a sentirnos especiales, arriesgarnos a veces a desaprovechar esa oportunidad que parece única e irrepetible. A evaluar un camino en que la balanza se inclina y la razón critica deja de pesar. A no olvidarnos nunca de que el riesgo siempre estará presente en toda actividad humana.  Y que la realidad no es que la gente no ha aprendido. Es que nunca es la misma gente. Razón por la cual el trabajo debe ser perenne. A no desfallecer y bueno… a hacer uso de documentales como el de Madoff para reiterarlo. 

Lo que dice la gente

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