"Los viejos podemos servir para hacer sombra y no dar paso, o podemos servir para ayudar a que exista la gente nueva; yo estoy en esta última", dijo el expresidente uruguayo José "Pepe" Mujica en una entrevista concedida a la BBC Mundo en la pasada contienda electoral del 2019.
El líder progresista latinoamericano hacía referencia a su lucha por la "existencia del proyecto colectivo", y por impulsar una renovación de dirigentes para mantener el poder y la unidad partidaria. Incluso tras reconocer que su figura genera cierta polarización, Mujica decía en aquel momento que su principal rol en el escenario político de Uruguay era articular, motivar y organizar a la gente. Y sabía que no podía solo.
Traigo esto a colación porque precisamente el saber cómo y cuándo ceder el poder o la participación política ha sido el gran talón de Aquiles de muchos actores/as de la política dominicana. Partiendo de esto me respondo la pregunta con la que se titula este artículo.
Es importante primero citar nuestra memoria histórica, la sociedad y el sistema del que muchos no quejamos es el resultado de la visión que tenían los llamados caudillos políticos que se instalaron gracias a la ausencia de consenso político y la existencia de liderazgos personalistas que debilitaban las organizaciones políticas. Y es muy parecido a unas de las causas que motivaron la salida del poder del Partido de la Liberación Dominicana en la pasada contienda electoral, sumado con el alto nivel de corrupción administrativas e impunidad.
Otro aspecto que es importante señalar es que de cara a las elecciones del 2024 los jóvenes y mujeres serán los sectores poblacionales con mayor cantidad de votantes, ¿no necesitan las agrupaciones políticas caras nuevas para atraer a esos jóvenes que por primera vez ejercerán el voto y a una juventud apática y desesperanzadas producto del robo de lo público y la injusticia social ? Yo creo que sí.
Además, hemos sido testigos de las contiendas electorales de países como Chile, Costa Rica, Bolivia, Guatemala, Perú, Costa Rica y el Salvador, cuyos resultados han llenado de aire fresco el escenario político latinoamericano y no veo razón por la cual la República Dominicana sea una excepción.
Nuestro país necesita de esta nueva generación, de su compromiso para trabajar por el bienestar colectivo, pero también necesita oportunidades y esos espacios que por años han sido ocupados por gente que ya cumplió su ciclo y que desde otros escenarios pudieran aportar a través de su experiencia si así lo quisieran.
Vemos a un Barack Obama (EE.UU) produciendo documentales, Álvaro Uribe (Colombia) como docente universitario y como la periodista y ex candidata presidencial por el Frente Amplio, Beatriz Sánchez (Chile), que luego de obtener más de un 20% de los votos y más de 20 diputados electos decidió retirarse de la contienda para apoyar la candidatura del actual presidente de Chile, Gabriel Boric mediante una coalición de partidos.
Cada vez es más común ver cómo adoptamos nuevas costumbres y tradiciones a través de la transculturación, y hasta aplaudimos líderes políticos de otros países, por qué no también emular las buenas prácticas y la posibilidad de otra forma de hacer política.
Lo que dice la gente