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Roe vs Wade: El dilema de una crisis política

Roe vs Wade: El dilema de una crisis política

En estas semanas leyendo los titulares sobre la posibilidad de revocar la histórica sentencia Roe vs Wade, de la Suprema Corte de los Estados Unidos, no dejo de pensar en unas líneas de la hoy fenecida Ruth Bader Ginsburg, ex Jueza de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos cuando decía “La sentencia de Roe vs Wade no se trataba sobre el derecho la mujer a abortar, sino de la libertad del médico para practicar un aborto… no estaba centrado en la mujer, estaba centrado en el médico” dirigiéndose a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago en mayo de 2013.

El filtrado borrador de la opinión mayoritaria, que aún puede cambiar antes del fallo final de la Corte Suprema a fines de junio, fue escrito por el juez Samuel Alito, quien afirma que la decisión radical de legalizar el aborto en todo el país fue "extremadamente incorrecta desde el principio". “Su razonamiento fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias dañinas. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre el tema del aborto, han inflamado el debate y profundizado la división”, agregó Alito.

Y no muy lejos de la verdad, hoy en día sigue siendo un tema que divide en los Estados Unidos y gran parte del mundo. Si analizamos el contenido de Roe vs Wade, la naturaleza de esta sentencia hizo que todas las restricciones al aborto que en ese momento existían en el país  fueran ilegales de manera instantánea y tal y como decía Bader Ginsburg “Las doctrinas formadas con demasiada rapidez”, dijo, “pueden resultar inestables”. Fue debido a esta crítica que algunas activistas feministas sospecharon inicialmente de ella cuando el presidente Bill Clinton la nominó para la Suprema  Corte en 1993, preocupadas de que no protegería la decisión.

La mayoría de la gente no tiene idea de lo que dice la sentencia Roe vs Wade y pecan de priorizar sus propias opiniones sobre el aborto que no tienen nada que ver con la naturaleza de la sentencia. En Roe vs Wade, la Corte sostuvo que el derecho constitucional a la privacidad incluye el derecho de la mujer a decidir si se somete a un aborto. Leamos nuevamente “El derecho constitucional a la privacidad incluye el derecho de…” es decir, no es sobre el derecho constitucional de igualdad ante la ley, sino sobre el derecho de la privacidad del individuo frente a una decisión médica.

Entonces, en 1973, la decisión en Roe pareció ser una victoria porque la Corte declaró que una mujer, guiada por el juicio médico de su médico, tenía el derecho "fundamental" de abortar un embarazo y cuestionaron todas las leyes penales de aborto de todos los estados, incluso aquellos estados con las disposiciones menos restrictivas.

La sentencia señalaba que en el primer trimestre, "la decisión del aborto y su realización deben dejarse al criterio médico del médico tratante de la gestante y que el estado puede, si lo desea, exigir otras medidas que protejan de la salud de la mujer. Asimismo, también explicita que durante los últimos meses, el estado también puede preocuparse por un interés emergente, la "potencialidad de la vida humana"; en esa etapa, el estado "puede, si elige, regula e incluso proscribe el aborto, excepto cuando es necesario, basándonos en un juicio médico apropiado, para la preservación de la vida o la salud de la madre."

Este enfoque impulsó a las legislaturas a permanecer au courant con las prácticas médicas cambiantes y pidió a los tribunales que examinaran juicios legislativos, no como juristas que aplican "principios neutrales", sino como "juntas de revisión científica”. 

El alcance de la sentencia estimuló la movilización de un movimiento por el derecho a la vida y una reacción concomitante en el Congreso de los Estados Unidos y legislaturas estatales. En lugar de una tendencia "hacia la liberalización de las leyes sobre el aborto" las legislaturas adoptaron medidas destinadas a minimizar el impacto de las sentencias de 1973, bajo los requisitos de notificación y consentimiento del médico. Como vemos, la Corte había colocado a la mujer atada a las prescripciones y el visto bueno de su médico. 

Tal como lo vio Ruth Bader Ginsburg y se comprueba hoy en la opinión mayoritaria filtrada, la sentencia Roe vs Wade se centró en el argumento equivocado: que restringir el acceso al aborto violaba la privacidad de la mujer poniendo por encima la dimensión constitucional de la autonomía paciente-médico y no sobre el principio de igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Hoy constitucionalistas de renombre están ampliamente de acuerdo con los defectos constitucionales de la sentencia de Roe vs Wade. Incluso los abogados Pro Elección piensan que el derecho al aborto se puede encontrar en la Constitución, pero no en la opinión de la corte. Para muchos, una sentencia que fue producto de un activismo judicial de lo más radical, apenas velado, aplicado a un tema en el que el país estaba, y sigue estando, profundamente dividido. Cambió la forma en que los estadounidenses ven la corte, socavando su propia autoridad y su respeto por el estado de derecho, y convirtiendo los nombramientos judiciales en un circo político recurrente, cómo vemos hoy en día, bajo los hoy jueces electos por el expresidente Donald Trump, quienes están llevando la voz cantante en ese asunto. 

Y surge la pregunta ¿esta sentencia es la evidencia de que la percepción pública de quienes interpretan la Constitución son únicamente actos políticos, y no  la máxima representación de una justicia bien aplicada? Desafortunadamente, sí, porque por mucho que Roe vs Wade merezca ser anulado como cuestión de derecho, hacerlo podría destruir la credibilidad de la corte como un guardián desinteresado de la ley.

Revocar esta sentencia alimentaría la polarización del país, que ya está en niveles peligrosos. Quienes se oponen al derecho al aborto no estarían satisfechos: si se elimina el estándar de viabilidad fetal y los Estados pueden comenzara prohibir el aborto (con excepciones limitadas) después de las 15 semanas de gestación, los legisladores regresarán a su debido tiempo con leyes que lo prohíban después de las 12 semanas. Y los activistas por el derecho al aborto se enfurecerían. Los fundamentalistas no abandonarán sus posiciones, y no se les debería pedir que lo hagan. Pero la corte claramente tomó partido en esta lucha política.

Aquellos que piensan como yo, que el trabajo más importante de la democracia es evitar que la gente se enfrente, debemos reconocer una realidad básica; esta sentencia no se puede revocar, y mucho menos desechar, sin causar más daño constitucional. En miras a una buena gobernanza del pueblo, los conservadores de la Suprema Corte de los Estados Unidos deberían redescubrir los precedentes establecidos desde hace mucho tiempo y dejar en paz esta sentencia precipitada y mal decidida. Porque es mejor limitar el daño ya hecho a la política estadounidense fruto de las pugnas políticas que empujar al país hacia una debacle que termine en extremos.

Lo que dice la gente

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